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Cuando hablamos de esperanza, a menudo nos referimos a lo que el hombre no está en el poder de realizar, aquello que es invisible. De hecho, lo que esperamos va más allá de nuestra fuerza y nuestra percepción. Pero el nacimiento de Cristo, que inaugura la redención, nos habla de una esperanza diferente, una esperanza fiable, visible y comprensible, porque está fundada en Dios.

(~ Papa Francisco, “Una luz en la noche – Meditaciones sobre la esperanza.” (Jubilee 2025), ¿Es mi corazón un cajón abierto?)

Mi alma proclama la grandeza del Señor,
mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,
porque ha mirado con beneplácito a su humilde siervo.