Día 16 Reflexión de Adviento
La juventud es un tiempo lleno de esperanzas y sueños, impulsado por las muchas cosas hermosas que enriquecen nuestras vidas: el esplendor de la creación de Dios, nuestras relaciones con amigos y seres queridos, nuestro encuentro con el arte y la cultura, la ciencia y la tecnología, nuestros esfuerzos por trabajar por la paz, la justicia y la fraternidad, y muchas otras cosas. Sin embargo, vivimos en una época en la que para muchas personas, incluidos los jóvenes, la esperanza parece ausente. Lamentablemente, muchos de tus contemporáneos que experimentan guerras, conflictos violentos, acoso y otros tipos de dificultades, están atrapados por la desesperación, el miedo y la depresión. Se sienten como si estuvieran en una prisión oscura, donde la luz del sol no puede entrar. Una señal clara de esto es la alta tasa de suicidio entre jóvenes en diferentes países. En tales situaciones, ¿cómo podemos experimentar la alegría y la esperanza de las que habla San Pablo?
(~ de “Una luz en la noche – Meditaciones sobre la esperanza” del papa Francisco. (Jubileo 2025), ‘La vida es hermosa’)
A partir de este día todas las generaciones me llamarán bienaventurada:
el Todopoderoso ha hecho grandes cosas por mí,
y santo es su Nombre.
